Todas las músicas son cubaneables

Cuba ha sido, desde hace más de quinientos años, la gran plataforma de distribución del comercio y de la cultura entre Europa y el Nuevo Mundo, y también entre el norte y el sur del continente americano. En particular, ha servido como punto de encuentro de la música entre muy distintos territorios, gentes y culturas. Junto a una intensa producción propia de ritmos y de estilos que ha exportado a todos los rincones, Cuba ha adoptado y se ha contaminado de todas las músicas que han ido circulando por la isla. Desde el candomblé a la salsa, desde el rock al blues, desde el jazz al tango o al flamenco, desde los temas populares más arraigados en la vida cotidiana hasta las apuestas clásicas más innovadoras –sin olvidar las múltiples propuestas africanas o las influencias orientales– todas las músicas han pasado por Cuba alguna vez y no han logrado salir indemnes. Como resultado, la historia de la música en el mundo no se puede escribir sin hablar de Cuba. De paso por España, uno de los más reconocidos músicos cubanos del momento –director, intérprete, compositor y animador de la música cubana en el mundo–  se acerca a nuestros Diálogos con un mensaje muy claro.